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En un acontecimiento histórico para la Iglesia primada de Venezuela, desde la desolada Catedral Santa Ana, comúnmente desbordante de fieles y esta vez bajo puertas cerradas, se celebró la Misa Crismal este martes 7 de abril, presidida por el Arzobispo de Coro, Excmo. Mons. Mariano José Parra Sandoval, concelebrada por el Excmo. Mons. Roberto Luckert, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Coro y el Pbro. Robert Medina, párroco de la Catedral, en compañía de solo un tercio del Clero Arquidiocesano de Coro.

En este día sacro, tiene lugar la celebración eucarística, que manifiesta la unidad del presbiterio con su arzobispo, la comunión de éste con los demás sucesores de los apóstoles y la de todos ellos con el Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro. En efecto, en esta Iglesia Particular de Coro, tal y como expresa el Decreto Christus Dominus, 11a, “se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica”.

El rito de esta misa crismal, incluye la renovación de las renovatio promission um sacerdotalium(Renovación de promesas sacerdotales), juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer al santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.

Unción que fortalece sacramentalmente

Durante su homilía, el Prelado reflexionó sobre la precaria realidad que vive Venezuela y el mundo y el importante rol, que desempeñan los pastores, quienes acompañan a su grey ante esta crisis social. 

“Como todos los años, nos reunimos alrededor de este altar, pero ésta vez, en medio de una realidad muy dolorosa, una que nunca imaginamos, estamos sumidos en una crisis de salud que sin respetar ninguna condición humana, está diezmando a nuestra población”, asimismo, el Arzobispo de Coro, Mons. Mariano José Parra Sandoval, destacó el riesgo que atraviesa nuestro país, ante la actual situación de salud en medio de los problemas políticos y sociales que le aqueja desde hace muchos años, pudiendo provocar el agravamiento de la pandemia.

Desde la cátedra episcopal, el arzobispo, continuó su reflexión, esta vez, citó palabras del S. S. El Papa Francisco, durante su homilía en la Misa Crismal del año 2014: “Invito a los sacerdotes a recordar el día feliz de la institución del sacerdocio y de nuestra propia ordenación sacerdotal. El día en que fuimos ungidos con óleos de alegría para ungir con óleos de alegría, unción que penetró en lo más integro de nuestro corazón y nos fortaleció sacramentalmente”.

De esta manera, el Prelado alentó a los 22 sacerdotes presentes, a tomar esa frase del Santo Padre, como un mensaje de esperanza y fortaleza ante esta dificultad, además, les animó a ser buenos y santos sacerdotes, brindando acompañamiento espiritual a su feligresía ante crisis pandémica. No obstante, Mons. Mariano Parra, exhortó a los fieles que peregrinan en la Primada de Venezuela, a incluir entre sus intenciones la perseverancia y fidelidad de sus pastores en el ejercicio Ministerio Sacerdotal.

Bendición de santos Óleos

Seguidamente, el Arzobispo de Coro, invitó a los presbíteros presentes a renovar las promesas de su sacerdocio, reafirmando los compromisos que asumieron al ser llamados al Orden sagrado. A continuación, Mons. Mariano José Parra Sandoval continuó con la bendición de los tres santos Óleos: Oleum infirmorum (Óleo de los enfermos), Oleum catecumenorum (Óleo de los catecúmenos), Sanctum Chrisma (Santo Crisma).

Quedó marcado para la historia de la Primada de Venezuela, en medio de la crisis pandémica, el Arzobispo de Coro, celebró la Misa Crismal, bajo la Catedral a puertas cerradas y con tan sólo un tercio de su Clero.

Libertad Sierra Mavárez

Prensa Arquidiócesis de Coro

7 de abril del 2020.