Hace un año atrás, inauguramos en la ciudad de Santa Ana de Coro la Casa de la Misericordia “Santa Teresa de Calcuta”, sede de la Pastoral Social – Cáritas. Por este motivo, quiero dedicarle esta reflexión al trabajo que allí se realiza y al personal que en ella labora.
Los discípulos de Jesús estamos muy conscientes del único mandamiento que el Señor nos dejó: “Amen a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como yo los he amado”. Por lo tanto, nuestra misión está marcada por este mandato del Señor. Y la Iglesia, Pueblo de Dios, está consciente de que su misión es vivir este mandamiento. Por eso, a través de toda la historia de la Iglesia encontramos que, como institución, la Iglesia se ha esmerado por vivir este mandamiento a pesar de los pecados e imperfecciones de quienes formamos parte de ella.
La Casa de la Misericordia “Santa Teresa de Calcuta” es una concreción de este mandamiento en nuestra arquidiócesis. La Pastoral Social – Cáritas, tiene allí varios consultorios médicos, se brinda almuerzo a personas muy necesitadas, se atiende a niños desnutridos de nuestras comunidades, entre otros.
El Papa Francisco, el año pasado en un discurso en la Asamblea General de Caritas Internationalis dijo: “La caridad no es una idea o un sentimiento de piedad, sino un encuentro vivencial con Cristo”. (Papa Francisco. – Audiencia a los participantes en la XXI Asamblea General de Caritas Internationalis.- Mayo 2019). La Casa de la Misericordia vive ese encuentro con Cristo todos los días a través de su labor.
Creo que es un momento muy propicio para que reflexionemos como discípulos de Cristo en ese llamado a vivir en concreto ese mandamiento. En estos momentos críticos para la humanidad y para nuestro pueblo, el Señor nos llama a ver su rostro en el hermano, especialmente en el más necesitado. Es verdad que la crisis nos ha afectado a todos, pero, hay hermanos nuestros que ya tenían una situación crítica antes de que esta pandemia nos hubiera afectado. Y por eso, el llamado de Jesús es que no seamos sordos y ciegos ante el hermano que se encuentra en peor situación que nosotros. Y en este momento, es necesario que recordemos que cuando se nos llama a vivir la caridad, debemos hacerlo con espíritu solidario. Y solidaridad decía el Papa San Juan Pablo II no es dar de lo que me sobre, sino dar aún aquello que necesito, pero, que comparto con el hermano más necesitado.
“La caridad es el abrazo de Dios, nuestro Padre, a cada persona, especialmente a los más pequeños y a los que sufren, que ocupan un lugar preferencial en su corazón.” (Papa Francisco. – Audiencia a los participantes en la XXI Asamblea General de Caritas Internationalis.- Mayo 2019). La Iglesia es sacramento, signo de la salvación de Dios para la humanidad. La Caridad que debemos practicar es signo de esa salvación. Si la Iglesia no vive ese mandamiento del amor al prójimo, de la caridad y solo se dedica a proclamar la fe, haciendo caso omiso al dolor y al sufrimiento del necesitado, del excluido de la sociedad, estaría traicionando al mismo Señor Jesús. Pero, también, al contrario, si la Iglesia solo se preocupara por lo social, traicionaría igualmente al Señor, pues, toda la humanidad está llamada a la comunión eterna con Dios. Por esta razón el Papa Francisco nos dice: “Si consideramos la caridad como un ‘servicio’ la Iglesia se convertiría en una ‘agencia humanitaria’ y el servicio de la caridad en su ‘departamento de logística’. Pero la Iglesia no es nada de esto, es algo diferente y mucho más grande: es, en Cristo, el signo e instrumento del amor de Dios por la humanidad y por toda la creación, nuestro hogar común”. Por eso la caridad no es un negocio, es encontrar en los pobres a Jesús mismo.
Y todo esto se vive en la Casa de la Misericordia, donde también se vive estas palabras de Santa Teresa de Calcuta: “La falta de amor es la mayor pobreza del ser humano”.
Termino mi reflexión con un saludo muy cordial al Padre José Vicente Núñez, a la Sra. Rosa Carrillo y a todo el personal y voluntarios que laboran en esa “caricia de Dios”, que es la Casa de la Misericordia “Santa Teresa de Calcuta”. El Señor les pagará su generosidad.
Santa Ana de Coro, 17 de Mayo de 2020.
+ Mariano José Parra Sandoval
Arzobispo de Coro