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Carta de la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano a los jefes de Estado. En ella afirman que «la pandemia ha puesto de manifiesto las graves deficiencias, especialmente en las estructuras sociales. Los economistas y científicos están llamados a descubrir nuevos antídotos frente a estructuras sociales enfermas».

Davide Dionisi – Vatican News

Soluciones inmediatas y compartidas para salir de la crisis generada por la pandemia lo antes posible. La presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha enviado una carta a los jefes de Estado y gobernantes pidiendo un «esfuerzo común» para salir no sólo de la crisis del Covid 19, sino también para «mirar hacia el futuro porque el sueño de una Patria Grande está todavía demasiado lejos». La OMS ha anunciado que en América Latina se han registrado más de 200.000 muertes por el Coronavirus. Se espera que en los próximos meses la tasa de pobreza alcance picos sin precedentes: más de 215 millones de personas, o el 35% de la población.

La Iglesia local está obviamente preocupada por los sectores más débiles de la población y el aumento de la violencia y el miedo que «amenaza a todos los pueblos». Recordando las palabras del Papa Francisco pronunciadas en el Ángelus el 19 de agosto, los prelados del CELAM destacan en su carta lo importante que es encontrar la vacuna para combatir el Covid 19, pero es igualmente fundamental «derrotar el gran virus de la injusticia social, la desigualdad y la marginación». Los obispos reconocen los esfuerzos realizados por la comunidad científica y piden que las vacunas «sean seguras y no dañen la salud del ser humano para poder hacer frente a las llamadas enfermedades invisibles, las que resultan de condiciones socioeconómicas injustas. Las enfermedades que causan más muertes que el Covid».

Lamentablemente, denuncian que «la pandemia ha puesto de manifiesto las graves deficiencias, especialmente en las estructuras sociales. Los economistas y científicos están llamados a descubrir nuevos antídotos». La carta señala que todo lo que está sucediendo «no es un castigo de Dios, sino como el resultado del ‘pecado estructural y ecológico’». Los obispos del CELAM concluyen pidiendo una atención especial «a las mujeres y hombres de nuestra tierra. Sobre todo los más pobres, así como hace la Iglesia que, aún en este momento difícil, se dedica a la reconstrucción del tejido social de América Latina y el Caribe a partir de la defensa de la vida. Especialmente el de los más vulnerables y excluidos».