En los últimos años de la historia de la humanidad encontramos que los avances en las ciencias y en la tecnología son más acelerados cada día. Este auge de la tecnología y la ciencia es objetivamente bueno. El sacerdote y científico jesuita Pierre Teilhard de Chardin, paleontólogo y filósofo francés, expresa que Dios le doy al ser humano la suficiente potencia y capacidad para ir descubriendo cada día nueos avances en el aprovechamiento de la creación. Por lo tanto, que el ser humano avance en los descubrimientos científicos y tecnológicos podríamos decir que es querido por Dios, entra en su plan para el ser humano. El Papa en su Encíclica “Laudato Si” nos dice al respecto: “Es justo alegrarse ante estos avances, y entusiasmarse frente a las amplias posibilidades que nos abren estas constantes novedades, porque «la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creatividad humana donada por Dios»” (# 102)
Pero, lamentablemente ese valor muchas veces está siendo utilizado para la destrucción misma del hombre y de la creación. El mismo Papa francisco en ese mismo documento del Magisterio de la Iglesia nos dice: “Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla.” (#101)
En estos últimos años los poderes industriales más grandes vendieron millones de dólares en armas sofisticadas, municiones e instrumentos de guerra alrededor del mundo. Esto no sólo significa que se restó dinero a programas tan importantes de promoción humana, económica y social, sino que se orientó la ciencia y la tecnología para fabricar estos instrumentos de violencia y destrucción. El gasto que se tiene para estos fines es mucho más que lo que se dedica a la educación y a la salud. Esto lo estamos viviendo aquí y ahora.
El uso irracional y egoísta de la técnica por parte del ser humano se ha convertido en una amenaza que va a repercutir en las generaciones futuras. Problema gravísimo, que tiene muchas veces sus causas en el mal uso de la tecno ciencia, es la contaminación de la atmósfera, de las aguas y de la tierra. Chimeneas que vomitan gases tóxicos, empresas que levantan sus fábricas sin observar las normas para regular la contaminación.
Por otro lado, la técnica como signo del progreso de la humanidad es un bien que lamentablemente llega a una minoría que posee los bienes de capital. “Pero no podemos ignorar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades que hemos adquirido nos dan un tremendo poder. Mejor dicho, dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero.” (Papa Francisco. – Laudato Si. – # 104) Y a continuación el Papa se pregunta: “¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la humanidad.”
Pero, lamentablemente, aquí de nuevo encontramos la presencia del pecado que trastorna todo el plan del Creador. “Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla.” (ibíd.101) El progreso, el inmenso crecimiento de la ciencia y la tecnología no ha sido acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores y conciencia.
Quisiera terminar con esta cita del Papa Francisco que resume el gran pecado social que se comete al no direccionar este progreso hacia la mayor felicidad del hombre y al cuidado de la Casa Común, que es la naturaleza que el Creador nos ha dado.
“Podemos decir entonces que, en el origen de muchas dificultades del mundo actual, está ante todo la tendencia, no siempre consciente, a constituir la metodología y los objetivos de la tecnociencia en un paradigma de comprensión que condiciona la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad. Los efectos de la aplicación de este molde a toda la realidad, humana y social, se constatan en la degradación del ambiente, pero este es solamente un signo del reduccionismo que afecta a la vida humana y a la sociedad en todas sus dimensiones. Hay que reconocer que los objetos producto de la técnica no son neutros, porque crean un entramado que termina condicionando los estilos de vida y orientan las posibilidades sociales en la línea de los intereses de determinados grupos de poder. Ciertas elecciones, que parecen puramente instrumentales, en realidad son elecciones acerca de la vida social que se quiere desarrollar.” (ibíd.107)