Francisco recibió en audiencia a una delegación del organismo que representa a los profesionales del baloncesto de EE.UU. comprometidos en la lucha contra el racismo. El artículo de L’Osservatore Romano.
Ciudad del Vaticano
Un equipo de baloncesto cruzó el océano con el propósito de decir – con el Papa Francisco – «no al racismo». La reunión tuvo lugar el lunes 23 de noviembre, a última hora de la mañana, en la biblioteca privada del Palacio Apostólico. Con las estrellas de la NBA del calibre de Sterling Brown de los Houston Rockets, Kyle Korver de los Milwaukee Bucks, Anthony Tolliver de los Memphis Grizzlies, Jonathan Isaac y Marco Belinelli (líder también de la selección italiana) de los San Antonio Spurs, el espectáculo está asegurado. Especialmente si, además de los esquemas de baloncesto, estos campeones también ponen en el campo estrategias para que toda forma de racismo sea finalmente derrotada.
Y este es un compromiso que la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA) – la asociación que representa a todos los jugadores profesionales de baloncesto de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) en los Estados Unidos de América – se ha tomado muy en serio. Como lo demuestra la voluntad de reunirse con Francisco para presentar personalmente sus esfuerzos, y los de sus colegas, en materia de derechos sociales. Al mismo tiempo recibieron palabras de aliento del Papa.
Precisamente para contarle al Papa su compromiso concreto con la justicia y la igualdad, llevado a cabo de forma más orgánica sobre todo en los últimos meses -después de algunos graves episodios de violencia- le regalaron -además de un balón y camisetas, símbolos de su profesión- un libro especialmente significativo, una verdadera colección de imágenes, artículos y textos que documentan un verdadero trabajo en equipo.
Diferentes en origen, historia y cultura, los jugadores profesionales de baloncesto de los Estados Unidos están utilizando, juntos, la gran «plataforma» de comunicación que ofrece el escenario de la NBA para relanzar los más auténticos valores deportivos que, por supuesto, excluyen cualquier forma de racismo.
Acompañando a los cinco campeones estaban también los managers de la NBA Michele Roberts, Sherrie Deans y Matteo Zuretti, y algunos familiares. La misión del NBPA, explicaron, es proteger y apoyar los derechos y talentos de los jugadores, dándoles una voz en asuntos sociales y deportivos. Y recordaron que, desde hoy, tanto individual como colectivamente, muchos jugadores de baloncesto han iniciado proyectos de solidaridad y han apoyado abiertamente los movimientos por la justicia social y contra el racismo. Incluso hasta el punto de suspender los partidos.