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«También esta Navidad, en medio del sufrimiento de la pandemia, Jesús, pequeño e inerme, es el ‘Signo’ que Dios dona al mundo». En el día de la inauguración del Pesebre y del encendido del árbol de Naviad en la Plaza de San Pedro, recibiendo a las delegaciones que donaron estos iconos, invitó a releer la Carta Apostólica Admirabile signum, sobre el significado y el valor del Belén, que firmara un año atrás en Greccio.

El Papa Francisco recibió esta mañana a las delegaciones, compuestas por unas cincuenta personas, que ofrecieron el árbol de Navidad y el Belén colocados en la plaza de San Pedro. Al recibirlos, el Sumo Pontífice manifestó su gratitud por “el majestuoso abeto rojo”, proveniente de los bosques de Kočevje, en Eslovenia, y el “monumental pesebre de cerámica”, don de la diócesis de Teramo-Atri, proveniente de Castelli, en Italia, que serán inaugurados por la tarde. “Mas que nunca», dijo el Papa, el árbol y el Belén «son un signo de esperanza» para los romanos y para los peregrinos que tendrán la oportunidad de venir a admirarlos.

El pesebre habla de la pobreza evangélica

Refiriéndose a estos dos iconos de la Navidad, que “ayudan a crear una atmósfera navideña favorable para vivir con fe el misterio del nacimiento del Redentor”, el Papa habló de la pobreza “buena” de la que nos habla el pesebre, es decir, “la pobreza evangélica”: una pobreza – dijo- que nos hace “bienaventurados”. Y se detuvo a contemplar idealmente a los personajes:

Al contemplar la Sagrada Familia y los diversos personajes, nos atrae su desarmante humildad. Nuestra Señora y San José van desde Nazaret hasta Belén. No hay lugar para ellos, ni siquiera una pequeña habitación (cf. Lc 2,7); María escucha, observa y guarda todo en su corazón (cf. Lc 2,19.51). José busca un lugar para ella y el niño que está a punto de nacer. Los pastores son protagonistas en el pesebre, como en el Evangelio. Viven a cielo abierto. Vigilan. El anuncio de los ángeles es para ellos, y van inmediatamente a buscar al Salvador que ha nacido (cf. Lc 2,8-16).

Jesús, pequeño e inerme, es el “Signo” que Dios dona al mundo

La fiesta de la Navidad -continuó el Santo Padre- nos recuerda que Jesús es nuestra paz, nuestra alegría, nuestra fuerza, nuestro consuelo. Pero, “para acoger estos dones de gracia”, “necesitamos sentirnos pequeños, pobres y humildes como los personajes del pesebre”.

También esta Navidad, en medio del sufrimiento de la pandemia, Jesús, pequeño e inerme, es el «Signo» que Dios dona al mundo (cf. Lc 2,12). Un signo admirable, como la carta del pesebre que firmé hace un año en Greccio. Nos hará bien volver a leerla en estos días.

Agradeciendo finalmente, desde lo profundo de su corazón por estos iconos, el Santo Padre expresó a todos sus deseos de una celebración navideña llena de esperanza, extendiéndola a los familiares y conciudadanos. “Que el Señor – expresó – les recompense por su disponibilidad y generosidad”.

La tradicional inauguración del pesebre y el encendido del árbol de Navidad en la Plaza de San Pedro, tendrá lugara las cinco de la tarde hora local. La ceremonia está presidida por el Cardenal Giuseppe Bertello y Monseñor Fernando Vérgez Alzaga, respectivamente Presidente y Secretario General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

El árbol y el pesebre permanecerán en exhibición hasta el domingo 10 de enero de 2021, al concluir tiempo de Navidad, que coincide con la Fiesta del Bautismo del Señor.