Caracas.- La tarde del 11 de febrero de 1996, el entonces Papa Juan Pablo II se reunió con los jóvenes de Venezuela en la Av. Los Próceres, Caracas. Multitud de jóvenes de todas las diócesis del país se hicieron presentes para encontrase con el Sumo Pontífice. Hoy se cumplen 25 años de aquél acontecimiento. A ellos, Juan Pablo les dijo: “Os confieso que éste es un momento muy esperado en mi visita a Venezuela, ya que me permite tener un contacto directo con la juventud, tan numerosa en este país. Vosotros, jóvenes, dais en cierto modo nombre a esta tierra: ¡América, continente de la esperanza!”
El encuentro se celebró días antes de la Jornada Nacional de la Juventud en Venezuela, y el Papa lo recordó en su discurso: “Este gozoso y fraternal encuentro, que anticipa la Jornada de la Juventud en Venezuela, me hace recordar tantos momentos de profunda y vibrante comunión con los jóvenes en varias partes del mundo”, afirmó. “El Papa cree en vosotros, porque ha experimentado vuestra insaciable sed de verdad, de paz, de libertad; porque ha sido testigo de vuestra generosa capacidad de servicio, de vuestras ganas de vivir y luchar abriendo horizontes nuevos para la Iglesia y la sociedad”.
“Ante un mundo de apariencias, de injusticias y materialismo que nos rodea”, expresó el Sumo Pontífice, “Os invito a todos, muchachos y muchachas de Venezuela, a hacer, con responsabilidad y alegría, una opción fundamental por Cristo en vuestras vidas: ¡Jóvenes, abrid las puertas de vuestro corazón a Cristo! Él nunca defrauda”. Exhortó a los presentes a anunciar, celebrar y preservar el don de la vida, a defender la dignidad humana. “En esta época, amenazada por la cultura de la muerte, los jóvenes cristianos debéis ser testigos valientes de la dignidad de la persona, defensores de la vida humana en todas sus formas, y promotores incansables de sus derechos”.
A su vez, hizo un llamado a los padres, profesores y responsables de la educación en Venezuela, a educar en el valor de la vida desde las raíces. Citando el numeral 97 de Evangelium Vitae, recordó: “Es una ilusión pensar que se puede construir una verdadera cultura de la vida, si no se ayuda a los jóvenes a comprender y vivir la sexualidad, el amor y toda la existencia según su verdadero significado y su íntima correlación”. Añadió que “De ello dependerá en gran parte que los jóvenes sepan difundir a su alrededor verdaderos ideales de vida y sean capaces de crecer en el respeto y en el servicio a cada persona, en la familia y en la sociedad”.
Haciendo mención a la Sagrada Familia de Nazaret como ejemplo, Juan Pablo II se refirió a la vocación de la familia, invitando a los jóvenes venezolanos a prepararse debidamente para conformar sólidamente sus familias, aprendiendo a valorar y preservar el amor auténtico. “Fomentad todo lo que favorezca la santidad, la unidad y la estabilidad de la familia, fundada sobre el sacramento indisoluble del matrimonio y abierta con generosidad al don de la vida”.
“Abrir las puertas a Cristo”, continuó el Sumo Pontífice, “significa también hacer que la fuerza del Evangelio penetre en todos los ambientes de la sociedad actual, para transformarla desde dentro. Vuestra sensibilidad de jóvenes ha de ayudaros a sintonizar con los valores cristianos de la no violencia, de la justicia, del trabajo y de la honradez”. Y a todos, les invitó: “Sed protagonistas de vuestra propia historia y artífices de la renovación social”.
“Me alegra ver que los jóvenes venezolanos han asumido el desafío de ser evangelizadores de los mismos jóvenes”, expresó cerca del final de su discurso. “Para ello, tenéis que dejaros antes evangelizar profundamente por Jesucristo mediante un proceso permanente de formación espiritual y catequética (…) Si sois capaces de seguir a Cristo por el camino de las bienaventuranzas evangélicas, tendréis la alegría de contribuir a la renovación espiritual y moral de Venezuela con la fuerza transformadora del amor cristiano”. Por último, encomendándolos al cuidado maternal de María, les animó: “¡Jóvenes venezolanos, difundid, como María, la alegría de Cristo a vuestro paso! Vale la pena creer en la fuerza del bien y del amor”.
Uno de los momentos más emotivos del encuentro fue el canto que elevaron los jóvenes al Papa Juan Pablo II, que se habían aprendido al llegar a Los Próceres cuando les entregaron un papel que incluía la letra de la canción del sacerdote jesuita Miguel Matos “Ese es Jesús”, hoy por hoy uno de los cantos más difundidos entre la juventud del país. En aquél momento, el Sumo Pontífice se unió al entusiasmo de los asistentes, siguiendo el ritmo de la canción.
La visita de Juan Pablo II a la juventud venezolana, fue uno de los momentos históricos más importantes para la consolidación de la acción evangelizadora de la Pastoral Juvenil de Venezuela, actualmente guiada desde el Departamento de Adolescencia y Juventud de la Conferencia Episcopal Venezolana, en la que aún 25 años más tardes, resuena la invitación del ahora Santo Juan Pablo II: Ser protagonistas de la historia.
Prensa CEV
11 de enero de 2021