En muchas oportunidades se me han acercado algunas personas a preguntarme cuál es el verdadero significado de la Cuaresma. ¿Qué sentido tienen esos cuarenta días, donde se nos pide que no comamos carne y ayunemos en determinadas fechas? ¿Por qué se nos piden esos sacrificios?
Pues bien, la Cuaresma es un tiempo muy especial que se nos propone a los que creemos en Cristo a fin de que nos preparemos para la gran fiesta de la Pascua del Señor. No hay festividad más importante para los cristianos que la Pascua de la Muerte y Resurrección de Jesucristo. Y es por esta razón que es necesario prepararnos concienzudamente ella.
El Papa Francisco nos propone este año que aprovechemos ña Cuaresma para reflexionar acerca de las tres virtudes cardinales: Fe, Esperanza y Caridad. Nos dice: “En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo.” (Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma del 2021.)
Muchas veces nuestra fe es simplemente una fe superficial, basada en la tradición. La Cuaresma es un tiempo para profundizar nuestra fe. Para eso necesitamos tener un encuentro personal con el Señor Jesús, que se da sobre todo a través de la lectura orante de la Palabra de Dios. “En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación.” (Ibid.) Lastimosamente, muchos de nosotros los cristianos no solemos acercarnos de esta manera con la Palabra de Dios. Son muchas las distracciones que la sociedad nos pone y que nos impiden abrir nuestro entendimiento y nuestro corazón a la persona de Jesús.
Por eso, la Iglesia nos invita en este tiempo a practicar el ayuno que, no se refiere solo a cosas materiales, sino sobre todo a actitudes, valores y criterios. “Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador.” (Ibíd.)
Igualmente debemos reflexionar acerca de la Esperanza “como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino”. Vivimos momentos muy difíciles en nuestro país que, nos impulsan a la desesperación, la angustia y el desaliento. Estoy seguro que muchas veces nos hemos preguntado ¿hasta cuándo padeceremos esta situación? ¿Será que Dios no nos escucha o está ausente de nuestra historia? Ante esta situación la Iglesia nos invita a que pongamos nuestra esperanza en la gran misericordia de Dios que nunca nos desampara. “Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.” (Ibíd.) Dios nunca nos abandona.
“En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf. Carta enc. Laudato si’, 32-33;43-44).” (Ibíd.)
La Iglesia nos propone que, para alimentar la esperanza, intensifiquemos la oración en la intimidad, al Padre de la ternura. La oración fortalece nuestra esperanza. Significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6).
Finalmente, la Cuaresma es un momento propicio para fortalecer la Caridad. Nuestra sociedad, lamentablemente, se torna cada día más egoísta. Cada quien piensa en sí mismo, sin importarle el otro y sin preocuparse por toda la creación. Viviendo la caridad mostramos “atención y compasión por cada persona”. La Caridad “es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.” (Ibíd.) “La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano.” “(Ibíd.)
Nosotros, en Venezuela, podemos vivir la Caridad a través de la tradicional “Campaña Compartir”, que este año está dirigida a la adquisición de medicinas para ayudar a nuestros enfermos, especialmente a los afectados por la pandemia del Covid 19.