El papa Francisco ha constituido este año 2021 como un año dedicado a San José, un Santo que fue proclamado como “Custodio del Redentor “ por San Juan Pablo II y como “Patrono de la Iglesia “ por el Beato Pio IX, pero; ¿quién fue San José y qué representa para la Iglesia? En realidad es poco lo que los textos bíblicos mencionan de él, su figura ha quedado en un segundo plano en comparación con otros personajes, sin embargo, eso no significa que su rol fue secundario ante los ojos de Dios y los pocos datos que ofrece la Biblia acerca de San José son suficientes para conocer su grandeza y la importante misión que cumplió en la Historia de la Salvación.
Quizás a muchos no les llame la atención la figura de San José, por ser un hombre discreto y sin mucho protagonismo, un hombre normal como cualquier otro, con planes y buenos propósitos de vida, sin embargo, no cabe duda de su gran fe y obediencia a Dios, fue un hombre justo, honrado, trabajador de la carpintería, buen padre de familia, piadoso, respetuoso de la ley, características con las que se pueden identificar muchos cristianos que viven la fe de forma discreta.
San José tuvo que haber tenido la sensación de que la vida le estaba haciendo una mala jugada, al enterarse que la mujer que quería como esposa estaba embarazada, la mujer con quien tenía planes de formar una familia esperaba un hijo que no era de él, debe haber sido un momento duro y doloroso, una situación contrastante para una vida de tanta honestidad. Esto llevó a San José a tomar la decisión de dejarla en secreto. Pero como dice San Pablo en su primera carta a los Corintios; “la locura de Dios es más sabía que la sabiduría humana», es así como Dios actúa antes que San José y con éstas palabras le encomienda la misión más grande de su vida; “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Darás a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1, 20-21). De esta manera, Dios le pide a San José un acto de fe en el mayor momento de desconcierto de su vida, y lo llama no solo a servirle a través del ejercicio de la paternidad sino que lo pone al cuidado de su familia.
San José se dejó guiar obedientemente por Dios y tuvo el valor de proteger al niño y a la Virgen en momentos apremiantes; “Levántate toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y permanece allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar el niño para matarle» (Mt 2, 13).
Se desconoce el tiempo que estuvieron en Egipto y todo el peligro al que estuvieron expuestos, pero algo es verdaderamente cierto y es que San José cumplió la misión concreta que Dios le encomendó; proteger a la Virgen y al niño, cooperando así de manera importante con el plan de Salvación.
“Levántate toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel “ (Mt 2,20). “José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel “ (Mt 2, 21).
“Así cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él» (Lc 2, 39-40).
Estos trazos bíblicos breves pero contundentes explican la importancia del rol de San José en el plan de Salvación, pues tuvo que velar nada más y nada menos que por los tesoros de Dios Padre: La Virgen y su Hijo Unigénito.
Hoy existen suficientes motivos para encomendar a los hombres a San José, son muchos los hombres que viven a través del ejercicio de la paternidad su ideal de Santidad, padres que aman, protegen y cuidan a su familia como el tesoro más grande que Dios les regaló.
San José nos muestra como se construye la Santidad día a día, paso a paso, sin llamar la atención, en el quehacer diario, practicando virtudes humanas sencillas, verdaderas y auténticas, en esto consiste su ideal de Santidad. Pidámosle a Dios que nos enseñe a vivir nuestras vidas con la fe, la fidelidad y la prudencia de San José.
Edixon Pacheco