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Aunque la expresión ideología de género ha sido acuñada, con la carga de significado de hoy, en los años 70 del siglo pasado, sin embargo inicia siendo un complemento social-cultural de la definición de sexo. En este sentido el sexo indicaría la expresión biológico-antropológica de la diferenciación del hombre y la mujer y el género indicaría su diferencia social-cultural. Este significado a través del tiempo permitió que culturalmente la mujer estuviese siempre por debajo del hombre como “sexo débil”, a esto se sumó la carga religiosa, heredada de la cultura judeocristiana que coloca a la mujer supeditada al hombre.

El movimiento feminista de los años 60, aunque el proceso inicia años atrás, quería por un lado deslastrarse de este falso sentido social de desigualdad y por otro devolver a la mujer su lugar en el mundo y en la sociedad como un ser capaz de aportar a la sociedad, igual y mejor que los hombres. Buscaban una justicia distributiva, en términos sociales, legales. Así la mujer poco a poco gana terreno no solo en los ámbitos sociales y laborales, sino en el mismo ámbito político, científico, académico y tecnológico.

Entre los años 70 y 80 nace la corriente LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales), inicialmente con los mismos argumentos de fondo del movimiento feminista, queriendo ganar los mismos derechos sociales para las personas con diferentes gustos sexuales, en especial para las personas homosexuales, que hasta la época vivían su tendencia sexual desde el tabú, la represión y el maltrato familiar y social.

La diferencia del movimiento LGBT al movimiento feminista de los 60 es la carga ideológica y la fuerza con la que impone en la sociedad, ha abarcado ambientes políticos, hecho ganar elecciones presidenciales, ha alcanzado apoyo legal en algunos países y ha invadido el cine, incluyendo los comic. El término bandera del movimiento es en la “no discriminación social” y ciertamente todo ser humano debe ser respetado indistintamente cual sea su forma de pensar; pero no significa que dicha forma de pensar deba imponerse como criterio social, ya que existen otras formas de pensar.

El problema de la ideología en general es que pretende ser abarcante del fenómeno social y termina por no admitir otras formas de pensar. Esto es lo que sucede por la ideología marxista-comunista, que es su espacio no admite otra forma política y sobre todo elimina al contrincante. La ideología de género ha comenzado un ataque sin precedente a las otras formas de pensar y busca imponerse como la única manera de entender la libertad, la vida en sociedad, la sexualidad y la familia. Es cierto que la cultura cambia y se desarrolla históricamente, según los cambios sociales, políticos, científicos y técnicos; pero siempre que una forma de cultura ha sustituido otro a la fuerza, ha acabado en catástrofe. Así también, la cultura al ser histórica, con el paso del tiempo conserva lo mejor de sus conquistas, aquí está la belleza del desarrollo del pensamiento de los pueblos.

La familia y la pareja.

La familia, omo institución social, ha sido una de las conquistas de la humanidad. Cuando se estudiaba decíamos que “era la célula fundamental de la sociedad”. Su principal condición nacía del hecho fundamental de la generación. A través de la familia vienen nuevos hijos al mundo, a la sociedad, a los pueblos. Sin la generación, la familia pierde un significado fundamental histórico. Los movimientos LGBT han creado, bajo el criterio del derecho un nuevo concepto de familia, que por demás, no rinde justicia a su fin propio: la generación. Pero siendo un derecho, el tener familia, han buscado equiparar el matrimonio gay al matrimonio heterosexual y absolver todos sus derechos.

Ética personal y ética social.

En el ámbito político-legal, introduce en el pensamiento criterios legales venidos de la ética personal a la ética social. Explico: ciertamente la persona tiene la libertad de elegir su propio destino, y que sea cual fuere, su dignidad no cambia, ya que el respeto se le debe a todo ser humano, sin distinción. Pero cuando se pretende tomar una categoría de ética individual para convertirla en una bandera legal ganando un derecho, los límites se trasvasan. Si yo exijo, en base a mis tendencias individuales un derecho social, rompo la línea entre la ética personal y la ética social. Y esto siempre es un acto de discriminación hacia los otros.

Argumento falso.

Deja a un lado el dato antropológico y biológico como expresión de la persona. En filosofía existe un principio veritativo que ayuda a comprender esto: “que lo que yo piense de la cosa, corresponda a la cosa en sí”, imaginemos que mañana ya no queramos ser morenos y nos consideremos blancos, siendo que no lo soy; y ando en la vida profesando que soy blando y alguien me pregunta sobre esto y yo respondo: -es que yo me veo, me siento así, me autocomprendo así y sobre todo, viéndome así es que soy feliz, esto es lo que hace que mi vida tenga sentido. Lo primero que dirán es que estoy loco; porque lo que pienso, siento y quiero de mí no corresponde a la verdad de lo que soy. Los movimiento LGBT, juegan con el criterio de la verdad antropológica, ideologizan en base a la libertad un criterio veritativo que no permite que lo que percibo e mi corresponda a la verdad sobre mí. ¿Cómo sostener la vida sobre una falsa imagen de mí? ¿Cómo puedo comprar yo un criterio de vida sin preguntarme al menos sobre su veracidad?

La propaganda ideológica.

El manejo de los medios a gran escala que busca un cambio cultural acelerado en todos los ámbitos sociales, especialmente en el ámbito legal. Busca conquistar legalmente derechos que permitan desarrollar la ideología bajo el mismo pretexto de igualdad, libertad de autodeterminación y no discriminación.

Relativismo ético.

Su casamiento con otros movimientos contrarios a la ética y las buenas costumbres. Algunos quieren agregar a esto la legalización del aborto, la pedofilia y la zoofilia. Al ser una tendencia de corte liberal, que tiene como principio la libertad individual a la medida de lo que la persona piensa, siente o perciba; no tiene argumentos para decir no a otros movimientos.

Ámbito educativo.

En el ámbito educativo se da la pretensión de que en base a la libertad individual y la no recriminación, se asuma de manera injusta e impositiva una educación sexual sin valoración ética, pero sí de corte marcadamente ideológica. Este es un argumento que cae por su peso, Lo que corresponde al ámbito personal de los deseos de cada uno debe quedar en la ética personal y no pasar a ser un criterio de valoración de ética social, como diríamos anteriormente. Estos movimientos saben que en la escuela donde se desarrolla el futuro de los pueblos y las naciones está la clave del éxito de la implantación de su ideología. La escuela es un lugar sagrado y debe seguir siéndolo, lo personal debe dejarse ya al ámbito familiar.

Libertad sin responsabilidad.

La promiscuidad que ha sido uno de los llamados males olvidados, ya que nadie vuelve ya sobre ellos, pasando casi a ser natural. Ciertamente el tema de la promiscuidad es también un tema de heterosexuales, pero una de las aristas de los movimientos LGBT es la libertad en el ejercicio de la sexualidad, pero sin la contraparte de la responsabilidad. Esto socialmente está ligado a un tema sanitario ya que la promiscuidad trae con sigo la enfermedad.

Concluyendo…

Pastoralmente, es importante desarrollar una cultura de respeto y diálogo que ponga en el centro a la persona, no condenatoria y discriminativa. Así mismo, al ser un movimiento con muchas aristas, conviene tratar el tema no solo desde la moral o desde la escritura, sino desde el diálogo ético que aflore las verdades antropológicas, biológicas y psicológicas del fenómeno; y solo luego de esta valoración introducir el diálogo religioso. La verdad está a la vista, solo hay que llamarla por su nombre con respeto.

Redacción: Prof. Gelfri Hernández

Prensa Arquidiócesis de Coro

12 de febrero de 2022