En la Arquidiócesis de Coro, la etapa de consulta en las parroquias, servicios, pastorales, congregaciones religiosas y en otros espacios de encuentro, ha generado diversas impresiones dada la estructura y magnitud de esta convocatoria hecha por el Papa Francisco, la cual ha tendido una gran receptividad en los fieles que anhelaban vivir la experiencia de una escucha paciente, a través del diálogo y el discernimiento que como Iglesia se ha propiciado.
Es por ello, que han sido muchas las reflexiones que este Sínodo en su fase Diocesana ha permitido que se hagan, en favor de estudiar los aspectos más necesarios desde la instancia local a la universal, entendiendo que, como lo menciona el Pbro. Carlos Reyes, Vicario General de la Arquidiócesis de Coro; «el sínodo es la invitación que nos hace el Papa para reflexionar sobre cómo estamos viviendo en nuestra Iglesia ese compromiso y ese trabajar en conjunto», una reflexión en la que precisamente se basa la etapa de consulta, abordando ciertos tópicos que son recurrentes en la vida de servicio de los fieles y no fieles cristianos, que van desde la situación personal y espiritual que se viven en la comunidad, hasta los aspectos sociales y culturales que encierra la propia comunidad eclesial.
Ante esto, el Pbro. Jesús Camacho, párroco de El Buen Pastor, asegura que: «el sínodo se ha convertido en la posibilidad que Dios nos está dando para revisarnos a lo interno», buscando, con ello, encontar la clave para el verdadero comino persona a persona en la construcción de una nueva civilización del amor. Es ir a las necesidades, realidades y pensamientos de las bases y, a partir de allí, edificar las propuestas que el Papa y la Iglesia en general desean, por lo que, la MSc. Madián González, Coordinadora de la Pastoral Universitaria de Coro, menciona que: «el sínodo nos ha permitido reflexionar sobre la importancia de compartir la vida, de hacernos parte de la historia de los otros, de conocerla y de sentirla», explicando que en la medida que se pueda ver en el otro la necesidad de todos, se podrá comprender la gracia de un «caminar juntos» en medio de las diferencias.
En este sentido, la escucha en la etapa de consulta, ha sido la clave para establecer acciones concretas en favor de responder a la necesidad inmediata de las comunidades eclesiales, pues, según la opinión del Pbro. Jesús Camacho: «la gente se ha sentido incluida, había la necesidad de escuchar», un anhelo que por años se ha venido reclamando desde las bases, pues si bien es cierto que los pastores actúan de acuerdo a la experiencia, sabiduría y realidad, la verdad de esas características la da a conocer el Pueblo Santo de Dios, en quien repercute la mayor acción apostólica de la Iglesia.
En efecto, un proceso de esta magnitud exige un discernimiento total, quizás por ello el Pbro. Carlos Reyes insiste en preguntar: «¿Cómo estamos viviendo este caminar juntos?» y de pronto sea muy apresurado responder, pero hay quienes ya tienen una idea de cómo debería ser este camino de discernimiento: «podemos hacerlo reflexionando sobre cómo ser Iglesia más allá de una estructura, cómo podemos ser Iglesia desde la común unión con nuestros hermanos», esto según la opinión de la Licda. María José Gómez, feligrés de la parroquia San Agustín de Hipona, una aseveración que da luz del proceder y deber ser que consigue su efectividad en la práctica, para, como lo plantea el Pbro. Jesús Camacho: «no quedarnos en lo efímero de conversar, dialogar y revisar, sino buscar cómo encauzar todo hacia acciones elementales», poniendo como ejemplo el Plan de Renovación Pastoral que se está trabajando en la Arquidiócesis, y en el que se podría concretar una verdadera propuesta sinodal.
Por otra parte, este mismo Presbítero asevera que hay riesgos que, sin duda alguna, deben analizarse desde la perspectiva más objetiva de los actores de este sínodo. En primer lugar, está el riesgo «de pensar que es esto es una democracia, porque pondría en tela de juicio la jerarquía de la Iglesia»; en un segundo momento, está el «escuchar, pero que después todo siga igual»; y un tercer riesgo a considerar, es «que se escuche sólo a los que queremos escuchar» asegurando, con este último, que eso significaría reciclar las propias ideas y criterios. Riesgos que todos deben tomar en cuenta y desde la pedagogía y pastoreo de la Iglesia ir delimitando para no confundir ni desviar el sentido propio del sínodo.
En conclusión y como lo establece la MSc. Madián González «el sínodo nos ha permitido comprender que más allá de nuestras diferencias, hay más cosas que nos unen, por lo que debemos generar un diálogo entre los que somos cristianos, aún cuando seamos de diversas confesiones», una manera de hacer conciencia que la fe y la razón no están desviculadas en este camino que exige, por demás, razonar, irse al interior y remar mar adentro en la búsqueda de la verdad, del amor y la caridad desde un «caminar juntos», que es complejo, sí, pero a la vez sólo pide, como punto inicial, la disposición y la voluntad, ya lo demás vendrá por añadidura.
Redacción: José Alberto Morillo
Prensa Arquidiócesis de Coro
18 de marzo de 2022