Un año después de la invasión rusa de Ucrania, Monseñor Visvaldas Kulbokas, Representante Pontificio en este país, cuenta a los medios vaticanos el sufrimiento y las esperanzas de un pueblo.
Hoy se cumple el primer aniversario de la agresión rusa contra Ucrania: el 24 de febrero de hace un año, Europa se encontró en guerra, una guerra que trajo mucha devastación y sufrimiento, separó a tantas familias y, al mismo tiempo, mostró el coraje del pueblo ucraniano, no ahogó su esperanza de poder vivir en su propia tierra en paz y libertad. En todo el mundo hay muchas iniciativas de paz. En Ucrania, en el santuario mariano de Berdychiv, se está celebrando una vigilia de oración en la que participan los Obispos latinos del país junto con el Nuncio Apostólico Visvaldas Kulbokas, que ha elegido desde el comienzo de la guerra permanecer en esta tierra para compartir el sufrimiento del pueblo ucraniano y dar testimonio de la cercanía del Papa y de toda la Iglesia. El Representante Pontificio explicó a Vatican News el significado de este encuentro.
Sobre todo, me gustaría subrayar lo que me dicen tanto representantes del Gobierno como de otras Iglesias: «Desgraciadamente, no todos los líderes religiosos están expresando y demostrando esta cercanía a la gente que sufre. Mientras que en el Papa Francisco esto es evidente, porque basta tomar en las manos ese volumen publicado en diciembre pasado, llamado La Encíclica sobre Ucrania, y es sólo un volumen de los discursos del Papa Francisco pronunciados en los últimos diez, once meses. Por no hablar de la carta del Papa Francisco dirigida a todos los ucranianos, el 25 de noviembre: esa carta expresa dos aspectos muy importantes: uno es el gran calor, la gran cercanía al sufrimiento: todo el mundo lo ha percibido. Luego, como también habrán percibido en Roma y en otros lugares, a veces sucede que el simbolismo o los términos utilizados no se entienden de la misma manera en los distintos países, y esto sucede aún más en Ucrania, donde la guerra se vive directamente. Esa carta fue muy importante y demostró claramente la percepción del Santo Padre. Las comparaciones utilizadas: incluso esa hermosa comparación con el frío que la Sagrada Familia soportó en Belén, y ahora el pueblo ucraniano está sufriendo el mismo frío. Tantas comparaciones utilizadas en esa carta fueron recibidas como oxígeno, porque es un texto muy claro. Me lo dijeron también los líderes de otras Iglesias -no hablo aquí de los católicos, sino también de los líderes de otras Iglesias-, los diplomáticos, y también los representantes del gobierno, porque apreciaban la claridad y la gran calidez que había en esa carta. Es como si fuera la clave de muchas otras intervenciones. El Santo Padre ofreció la hermenéutica para muchos otros textos más breves. Le estoy también muy agradecido, personalmente: muy agradecido.
Fuente: Vatican News
24 febrero 2023