Descripción del escudo arzobispal de S. E. Mons. Mariano José Parra Sandoval II Arzobispo de Coro
Características.
Escudo de forma semiredonda en punta con metales oro, plata y con tres colores dominantes: azul, generosidad, libertad; gules (rojo) valor, caridad, sacrificio, abnegación por el servicio de la Fe en Cristo; sinople (verde) esperanza en medio de las calamidades, deseo de transformación. Los colores fueron por el emblema que diseñara el Arzobispo para el “Movimiento Junior” en Cumaná y que recogió sus primeros frutos en el apostolado entre la juventud.
Los orígenes.
En jefe, plata sobre banda de azur la flor del lirio, símbolo de María, bajo la advocación de Ntra. Sra. De Guadalupe, patrona de la Arquidiócesis, Madre del Amor Hermoso que como Sabiduría de Dios tomó posesión de las olas del mar y de toda la tierra de todos los pueblos y naciones (Eclesiástico 24, 1 y ss) Primera elegida en el Pueblo de Dios, para convertirse en Madre propicia de todos los seguidores de Cristo (Juan 19, 25 – 27) Clara alusión a los orígenes del arzobispo cuyo nombre patentiza la devoción a la Madre y también su trayectoria: nace en Maracaibo a la vida y a la Gracia dentro de una familia levítica, como de la rama florecida de Aarón delante del Arca (Números 18,16). Allí recibió la ordenación sacerdotal para cumplir su Ministerio en Cumaná. El azul rememora las aguas del Lago y del Mar Caribe. Los pétalos extendidos, la protección de la Madre de todas las Gracias desde un extremo a otro de la patria venezolana.
La Misión.
Al centro, campo único de gules (rojo) el monograma de Cristo. Una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces (Isaías 11, 1). De Cristo emana la eficacia del apostolado. Unido a Cristo más plenamente por el Ministerio Episcopal la actuación vital está espiritualizada por la fe. Es Cristo quien vive en el cristiano y en el Obispo, como sujeto de todas sus acciones (Gálatas 2,20). Y esa acción central es la de anunciar el Evangelio con el espíritu de fortaleza, de caridad y de templanza (II Tim. 1, 7). Como fiel distribuidor de la Palabra de verdad deberá operar en las tierras falconianas, simbolizado en el libro de vida abierto sobre el sinople (verde) en punta. Misión vital llevar la Escritura inspirada por Dios útil para enseñar, argumentar para corregir y educar en la justicia (II Tim. 3,16)
El lema del escudo en letras sable (negro) sobre banderola de oro: “No vine a ser servido sino a servir.”
Timbrado con la cruz pectoral sobremontada de capelo y borlas arzobispales.