Radio Guadalupana Online

Pan de Vida 14/03/2020

PRIMERA LECTURA
De la profecía de Miqueas 7, 14-15.18-20

Toma, Señor, tu cayado y apacienta a tu pueblo, las ovejas de tu rebaño, que, rodeado de praderas, vive perdido entre barzales. Que pueda pastar, como pastaba antiguamente en las praderas de Basán y Galaad. Déjale incluso ver de nuevo los prodigios que presenció al salir de Egipto.

¿Qué Dios hay como tú? Tú nos perdonas el pecado y absuelves de su culpa al resto que queda de tu heredad; y no mantienes la ira para siempre, pues prefieres la misericordia. ¡Compadécete una vez más de nosotros, destruye nuestros delitos, arroja al fondo del mar todos nuestros pecados! Mantén tu fidelidad para con Israel, ten hoy misericordia de Abrahán, pues lo prometiste desde antiguo a nuestros padres.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 102
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

• Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
• Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/.
• No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas. R/.
• Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

EVANGELIO
Del Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32

Todos los recaudadores y pecadores se acercaban a escuchar a Jesús. Entonces los fariseos y los escribas empezaron a criticarlo. Decían: “Este hombre acepta a los pecadores y hasta come con ellos”. Jesús les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Él les repartió los bienes. Pocos días después, el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde derrochó todos sus bienes, llevando una vida de libertinaje.

Cuando se lo había gastado todo, vino un hambre terrible en esa tierra, y empezó a pasar necesidad. Entonces fue y se arrimó a uno de los habitantes del país, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Y sentía ganas de calmar el hambre con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.

Entonces recapacitó y dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, y yo aquí me estoy muriendo de hambre! Voy a volver a donde mi padre y le digo: Padre, pequé contra Dios y contra ti. Ya no merezco que me llames hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros’. Y efectivamente emprendió el viaje y se fue a donde su padre.

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo divisó y se conmovió; corrió y lo recibió con abrazos y besos. El hijo empezó: ‘Padre, pequé contra Dios y contra ti. Ya no merezco que me llames hijo tuyo’. Pero el padre les dijo a sus sirvientes: ‘¡Pronto!, saquen la mejor ropa y vístanlo con ella; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el novillo más gordo, mátenlo y hagamos un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y resucitó, estaba perdido, y lo encontramos’. Y empezaron el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cerca ya de la casa, oyó la música y el baile. Entonces llamó a uno de los sirvientes y le preguntó qué era eso. Él le dijo: ‘¡Volvió tu hermano!’, y tu padre mandó matar el novillo más gordo por haberlo recobrado sano y salvo’. El hijo mayor se puso furioso y no quería entrar. El padre salió y empezó a rogarle que entrara. Pero él replicó: ‘Fíjate cuántos años hace que te estoy sirviendo sin desobedecer jamás una orden tuya, y a mí nunca me has dado ni siquiera un cabrito para tener un banquete con mis amigos. ¡Pero apenas llega este hijo tuyo que derrochó sus bienes con mujeres de mala vida, para él sí mandas matar el novillo más gordo!’.

El padre le dijo: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y resucitó, estaba perdido y lo encontramos’”.

Palabra del Señor.